martes, 29 de septiembre de 2015


LA IDENTIDAD CULTURAL
La identidad cultural es un conjunto de valoresorgullostradicionessímboloscreencias y comportamientos que sirven como elementos de referencia dentro de un grupo social y permiten que los individuos que lo conforman puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia. A su vez, contribuyen con la diversidad al interior de los mismos en respuesta a los intereses, códigos, normas y rituales que se comparten dentro de la cultura dominante. También corresponde a la sumatoria de las diferentes identidades individuales que conforman un grupo social, ya que son todos elementos que permiten identificarnos, caracterizarnos y mostrar qué tenemos en común y qué nos diferencia de otros lugares o culturas. La cultura es todo aquello que nos identifica y que nos vincula con los sitios donde vivimos o hemos vivido.

CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD CULTURAL
La construcción de identidades no es un fenómeno que surge de la dialéctica entre el individuo y la sociedad.1 Las identidades se construyen a través de la individualidad de los propios actores, para los que son fuentes de sentido 2 y aunque se puedan originar en las instituciones dominantes, sólo lo son si los actores sociales las interiorizan y sobre esto último construyen su sentido. En esta línea, Castells3 diferencia los roles definidos por normas estructuradas por las instituciones y organizaciones de la sociedad (e influyen en la conducta según las negociaciones entre individuos y dichas instituciones, entre organizando así las funciones) y las identidades definidas como proceso de construcción del sentido atendiendo a un atributo o conjunto de atributos culturales (organizando dicho sentido, entendido como la identificación simbólica que realiza un actor social del objetivo de su acción). De alguna manera, se puede interpretar que se están reforzando las propuestas tendentes a reconocer los procesos de identificación en situaciones de policulturalismo4 o momentos de identificación5 que se dan en la sociedad-red, emergiendo pequeños grupos y redes (en plural).

Las críticas que pueden hacérsele al modelo esencialista son que la cultura no es algo que se hereda totalmente, y por lo tanto, la identidad cultural tampoco puede ser heredada férrea e inflexiblemente. Si así lo fuera, todo el mundo lucharía contra todo el mundo, porque en algún momento del pasado siempre ha habido conflictos entre dos o más grupos. Si así fuera, los ciudadanos de Pamplona, por ejemplo, seguirían luchando entre ellos, debido a que en el pasado se produjo un conflicto entre los ciudadanos de los tres burgos que formaban la ciudad. Por lo tanto, puesto que la cultura no es algo inmutable, sino que se transforma continuamente, la identidad cultural tampoco es algo inmutable y se transforma continuamente, convirtiendo a los que antes eran enemigos irreconciliables en un único pueblo y a los que antes eran un único pueblo en entidades culturales opuestas.
Respecto a la perspectiva constructivista, las críticas que se le pueden hacer son que la identidad cultural tampoco depende únicamente de factores coetáneos, sino que existe una transmisión modificable a lo largo del tiempo. No es simplemente una construcción que se realiza desde cero, sino que existe un sustrato básico sobre el que se trabaja y se moldea una identidad cultural determinada o exclusiva.

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